La inversión pasiva, también conocida como gestión pasiva, es una filosofía reflexiva y tradicional que sostiene que, si bien el mercado de valores experimenta caídas y altibajos, inevitablemente sube a largo plazo.

Por lo tanto, en lugar de tratar de ser más astuto, ganarle al mercado seleccionando activos usando análisis fundamental y técnico u otra forma de selección, lo mejor es reflejar el mercado en su cartera, generalmente con inversiones basadas en índices de acciones y para ello los inversionistas usan instrumentos que representan portafolios como son los ETFs. El objetivo es replicar el rendimiento general del índice financiero: igualar, no superar, al mercado.

Los ETFs son uno de los productos más importantes y valiosos creados para inversores individuales en los últimos años. Un ETF es una canasta de valores que compra o vende a través de una sociedad intermediaria de valores en una bolsa de valores. Los ETF se ofrecen en prácticamente todas las clases de activos imaginables, desde inversiones tradicionales hasta los llamados activos alternativos como materias primas o divisas. Además, las estructuras innovadoras de ETF permiten a los inversores operar en corto en los mercados, obtener apalancamiento y evitar los impuestos sobre las ganancias de capital a corto plazo.

Los ETFs comenzaron en serio en 1993 con el producto comúnmente conocido por su símbolo de cotización, SPY, que se convirtió en el ETF de mayor volumen de la historia. En 2022, los ETF se estiman en 6,64 billones de dólares con casi 3000 productos ETF negociados en las bolsas de valores de EE.UU.

De acuerdo a la estrategia que el inversionista decida realizar debe ser la elección de ETF.